La brecha salarial entre hombres y mujeres es
la diferencia existente entre los
salarios percibidos por los trabajadores de ambos sexos, calculada sobre la
base de la diferencia media entre los ingresos brutos por hora de todos los
trabajadores, según definición de la Comisión Europea en 2014.
Las mujeres de la Unión Europea (UE) ganan, de media, un 16%
menos por hora que los hombres. El efecto que este fenómeno tiene sobre las
mujeres es que obtienen menos ingresos a lo largo de su vida, lo que conduce a
pensiones más bajas y a un mayor riesgo de pobreza en la tercera edad.
Hay muchos factores que influyen en esta brecha: diferencias en
la educación, la experiencia laboral, las horas trabajadas, el tipo de trabajo,
etc. Las principales causas identificadas por la UE son:
- Discriminación en el lugar de trabajo. Es una discriminación directa en la que a igualdad de trabajo la mujer cobra menos que el hombre. Aunque está prohibida persiste todavía en algunos lugares de trabajo.
- Diferentes empleos y diferentes sectores. El hecho de que todavía sea mayoritario el número de mujeres que se ocupa del cuidado de las familias, hace que tiendan a trabajar un menor número de horas. Además, suelen elegir sectores y ocupaciones que les permita conciliar su vida laboral y familiar más que los hombres. Una consecuencia de esta causa es que los sectores en los que mayoritariamente trabajan mujeres ofrecen salarios más bajos que otros en los que tradicionalmente trabajan los hombres.
- Prácticas laborales y sistemas salariales. En el ámbito de la formación y el desarrollo profesional, es frecuente encontrarse con prácticas diferentes para hombres y para mujeres. La remuneración variable puede dar lugar a remuneraciones diferentes para hombres y para mujeres, así como impedir el ascenso de estas últimas a puestos de responsabilidad, lo que ha venido en denominarse “techo de cristal”.