UNAS
GAFAS VIOLETAS PARA VER EL CINE EN 3 DIMENSIONES
A
propósito de La igualdad en rodaje:
Masculinidades, género y cine.
A estas alturas de la
Historia algunos hombres estamos descubriendo que tenemos “género”, es decir
que hemos llegado a ser no porque la
Naturaleza haya impreso en nosotros un determinado carácter sino porque hemos
sido socializados bajo una cultura patriarcal que nos marcaba el camino a
seguir. Es decir, y haciendo nuestro el clásico de Simone de Beauvoir, los hombres,
al igual que las mujeres, no nacemos sino que nos hacemos. Lo que ocurre es que, a diferencia de ellas, hemos
sido la parte privilegiada del “contrato social”, los sujetos activos del poder
y de los derechos, de ahí que no hayamos tenido históricamente la necesidad de
cuestionarnos nuestro lugar en el mundo. Algo que las mujeres llevan haciendo
siglos, lo cual ha generado no solo un movimiento político y social, sino todo
un marco teórico – el feminismo – que es una propuesta crítica y emancipación.
Los hombres debemos
empezar a mirarnos en el espejo y a despojarnos de las sucesivas “máscaras” con
las que el patriarcado nos ha ido revistiendo. Todo ello mientras dejamos de
mirar a las mujeres reflejadas en el espejo que la masculinidad ha sostenido para
ellas. Un proceso que no será fácil porque implicará en muchos casos renunciar
a privilegios, poner en cuestión hábitos e identidades y, sobre todo, poner las
bases para un nuevo reparto de poder en nuestras sociedades. En dicho proceso
no solo han de ser esenciales las alianzas con las mujeres, sino que también
será fundamental el bagaje teórico y crítico aportado por la teoría feminista.
En ella encontraremos muchas de las claves para la deconstrucción del modelo político, jurídico y cultural que habitamos,
así como para una construcción diversa de las identidades y la
convivencia. Todo ello además en unos
momentos no solo de crisis económica sino también política y hasta ética en la
que es más urgente que nunca replantear muchas de las bases de un sistema en el
que hay una clara alianza entre democracia
liberal, capitalismo y patriarcado. A nadie se le escapa que buena parte de
las consecuencias negativas que la crisis económica iniciada hace casi una
década derivan de los excesos de un modelo basado en las ideas-fuerza del
patriarcado: la competitividad, la violencia, la desigualdad. Es decir, del
modelo masculino considerado como canon hegemónico, el hombre depredador, el
definido por su capacidad de producción, el luchador, el imperialista, el conquistador.
El que durante siglos ha definido las reglas en lo político y en lo jurídico, y
por supuesto también en lo económico. Porque ha sido quien ha tenido en sus
manos el poder para hacerlo.